nuestro manifiesto


La naturaleza maravilla, brindando sus excepcionales caras y panoramas cada día, a cada hora, durante cientos y miles de segundos que se hacen siglos.


La naturaleza es puro encanto y dinamismo… absoluta majestuosidad. ¡Está tan repleta de magia y vida! ¡Es tan grato entrar en conexión con la sinfonía de sonidos, aromas y colores que nos proporciona! Y lo que es increíblemente emocionante y hace vibrar, es el pensar de dónde viene, Quién la ha propiciado y sostiene aquí-y-ahora.


Hoy, dedicados tan alegres y apasionados como estamos a la aventura de   ambientar, nos atrevemos a expresar, con certeza, que Dios es el mejor ambientador… ¡Es el más grande y original decorador!


Él es el precursor de la preciosa actividad que hoy tenemos en nuestras manos; no existe ni existirá jamás la posibilidad de superarlo, ni siquiera igualarlo. Él es todo poder, toda imaginación, todo amor.


Liquidambar y su equipo le agradece, sincera y humildemente, que haya puesto al alcance, y para el disfrute de todos, la infinidad de escenarios naturales que existen, animados por la presencia e interacción de seres de todo tipo. Árboles, arbustos, plantas, flores, frutos, hortalizas, minerales, animales y demás conforman un conjunto magnífico y sirven de inagotable fuente de inspiración… ¡Qué regalo sublime contar con Dios Creador y su obra!

 

También queremos agradecerle por poner en cada persona dones e inclinaciones diversas para que, luego, en cierto momento de la vida, las descubramos y pongamos en marcha… ¡De eso se trata Liquidambar!


Perseguimos el sueño y mantenemos la intención de hacer lo que elegimos de la manera más noble y bella que podemos, intentando mejorar en cada nueva oportunidad, para hacernos eco de esa inmensa belleza que Dios pone a nuestro alcance a cada segundo. ¡Qué así sea!